Moules marinière

La sensación de morriña del mar que ataca cuando llevas unos meses sin verlo y sabes que te esperan bastantes más en secano no es exclusiva de los nacidos en la costa porque yo soy mas de interior que el oso del madroño y me entra la angustia vital si pasan muchos meses y no he visto el mar (o el océano, que no cuesta nada hablar con propiedad). No en vano, en la asignación de princesas Disney que han hecho mis hijas a cada miembro de la familia, han decidido que a mí me ha tocado Ariel, algo de pez me habrán visto (lo que no sé descifrar todavía es qué le han visto a su padre para que le haya tocado Blancanieves...)
En fin, que en la lista de pros  y contras  de vivir cerca del mar cada vez voy añadiendo más al lado positivo y muchos de los inconvenientes se van resolviendo poco a poco.

PROS
1. Acceso fácil, ilimitado y a buen precio a productos pesqueros de primera calidad. Éste es muy obvio, pero es una ventaja fundamental. Quienes me lo discutan me sacarán el argumento de que los mejores pescados de las lonjas del norte se van para Madrid, y la verdad es que no lo sé seguro, pero si así fuera, es poco probable que vayan a la pescadería del Carrefour express  de tu barrio...
2. Ahorro considerable en cremas hidratantes. Esa piel que se te queda después de una semana a una humedad relativa del 90% no se consigue ni con La Prairie.
3. Poder ir a un karaoke y cantar por Serrat con la legitimidad de haber nacido en el Mediterráneo y no parecer un paria fuera de lugar.
4. Ahorro en prendas de abrigo. Con una cazadorilla fina puedes pasar por las cuatro estaciones.
5. Conseguir un aspecto vintage-chic  en tus objetos de decoración es muy fácil, sólo tienes que dejarlos a la intemperie y el salitre y el óxido actuarán en muy poco tiempo. Esto podría estar en la lista de los CONS pero ahora el aspecto envejecido es tendencia total.

CONS
1. Tiempo mínimo de secado de una colada igual a una semana. Es decir, que todo lo que te has ahorrado en cremas te lo tienes que gastar en una secadora.
2. Pelo más encrespado que Tina Turner. Desde que existen los tratamientos de queratina, éste, que era para mí uno de los inconvenientes fundamentales, ha desaparecido de la lista. Aún así, y aunque el problema se ha solucionado en gran medida, en realidad harían falta barriles de queratina para que, viviendo en La Coruña, se te quedara el pelo igual que se queda en Madrid.
Y ya no se me ocurren más... así que con esta pequeña muestra está claro que sería capaz de irme a vivir, por ejemplo, a Miami en cualquier momento que tampoco estoy loca y mar es una cosa pero no a cualquier precio, que en Noruega no se me ha perdido nada más que el salmón.

Este plato de mejillones no me va a quitar el mono de mar, pero cuando vi en la red que los envolvía que venían directos de Galicia no me pude resistir. Los belgas y los franceses son muy aficionados a este tipo de preparaciones de mejillones, aunque los suyos, al menos los que yo he probado, son enanos y muy insípidos comparados con los mejillones gallegos y no os digo nada lo que cuesta un plato de mini-mejillones en la Grande Place...
La receta es muy fácil y rápida de preparar, sirve como un entrante si es para compartir entre 3-4 personas o como un plato si es para dos.

Ingredientes

• 1 kg de mejillones vivos
• 2-3 chalotas (ó 1 cebolla mediana) picadas finamente
• 2 dientes de ajo también picado
• 1/2 vaso de vino blanco bueno. Uno que te guste. Yo le puse un oloroso. Puede ser albariño, ribeiro, txacolí... 
• 2 cucharadas de AOVE.
• 1 cucharada de harina
• Perejil picado

Preparación

1. Repasa los mejillones, deben de tener olor a mar (no a pescadería). Desecha los que no se cierren cuando hagas presión con los dedos como si quisieras cerrarlos, es probable que estén muertos. Frótalos bien para limpiarlos bajo un chorro de agua corriente y quítales las barbas que les puedan quedar tirando con fuerza hacia la unión de las dos conchas.
2. Ponlos en agua con sal (una cucharada de sal por cada 1/2 litro de agua) durante 10-15 min.
3. En una cazuela grande para que te quepan todos los mejillones pon el vino, a continuación echa los mejillones y lleva a ebullición.
4. Pon el fuego a nivel medio y tapa la cazuela hasta que los mejillones se hayan abierto y estén cocidos. Unos 5-7 min. Ten cuidado de no cocinarlos más de la cuenta o se quedarán chiclosos.
5. Mientras se hacen, los mejillones sueltan agüita sabrosa en la cazuela. No la tires!!! Déjala reposar unos minutos para que las impurezas se posen en el fondo.
6. Saca los mejillones ayudándote con pinzas de cocina porque quemarán y resérvalos. Desecha los que no se hayan abierto.
7. Ahora preparamos la salsa. Ponemos en una sartén el AOVE y pochamos las chalotas y el ajo.
8. Cuando estén transparentes añadimos la harina y rehogamos para que se tueste. Esto nos dará consistencia a la salsita para poder mojar pan.
9. Vamos añadiendo poco a poco parte del caldito que han dejado los mejillones (por si hubiera aún impurezas en suspensión lo colamos antes de añadirlo a la sartén). Aquí es al gusto. Añade la cantidad que quieras y remueve hasta que tenga la consistencia/espesor que te guste.
10. Añade un puñadito de perejil fresco picado.
11. Sirve los mejillones en platos o cazuelitas y cubre con la salsa bien caliente y con pan para mojar.

Esto sí que es hidratación, porque yo lo valgo.